martes, 19 de diciembre de 2017

The Ghost Worker. Trabajo Informal en Argentina (2003 - 2017). Vol II. Autónomos (y Economía Popular)

Como se expuso en la primera entrega, el trabajo informal, no registrado o en negro, en empleados o trabajadores en relación de dependencia, no es un estado de cosas totalmente análogo con el de trabajadores autónomos. Si bien comparten la condición de estar por fuera de la seguridad social o sanitaria, el empleado sufre un delito por parte de su empleador, situación que no tiene paralelo cuando hablamos de autónomos o trabajadores por cuenta propia.
De hecho, en la literatura económica, a los trabajadores autónomos que están por fuera de cualquier registro, se los presenta como fuera de la legalidad. Es decir, cometiendo un delito (siempre de carácter impositivo o de propiedad).  
El trabajador por cuenta propia o autónomo es un actor económico que no vende su fuerza de trabajo ni la emplea. Es un trabajador que obtiene ingresos por un capital, producto o servicio que intercambia de manera no fija, como es en el caso de una remuneración regular. Las relaciones económicas son contingentes y no permanentes.
Este tipo de relación económica configura una especie particular de trabajador o actor económico. En Argentina, en los grandes aglomerados urbanos, uno de cada cinco trabajadores, son autónomos (algo así como 2.5 millones de personas). 


El Trabajo Informal (en Autónomos) en Argentina en 2003 - 2017

De las particularidades que se pueden detallar de este colectivo de trabajadores, la que interesa resaltar es la siguiente: es la categoría ocupacional con mayores niveles de informalidad y que engloba a los trabajadores de, lo que ahora llaman, la 'Economía Popular'. Es decir, trabajadores que practican oficios tradicionales y de muy baja calificación e ingresos.
La EPH contempla indicadores para caracterizar empleo informal en empleados. No los tiene, directamente, para caracterizar a los autónomos (como tampoco para caracterizar a los trabajadores de la Economía Popular). Por esta razón, es clave la combinación de distintos atributos que apunten a caracterizar este colectivo (tipo de asociación productiva, nivel de capitalización, tecnología, tipo de lugar de trabajo, nivel de ingresos, entre otros).





Los últimos datos disponibles (EPH - 2do trimestre de 2017) evidencian que la mitad de los trabajadores autónomos son informales (49.3%). Estamos hablando de 1.2 millones de trabajadores, los cuales están 'fuera del sistema'. El nivel de informalidad de los autónomos es 16 puntos mayor al de los empleados.




Si analizamos los niveles de informalidad de estas dos categorías ocupacionales a lo largo de la serie 2003 - 2017, los empleados comienzan la serie con la mitad de trabajadores informales y los autónomos con 6 de cada 10. Esa diferencia de 10 puntos al inicio (2003) aumenta 50% al final (2017). Lo que nos da la pauta que, si bien la tendencia decreciente es constante en los dos colectivos de trabajadores, la informalidad en los autónomos es más rígida a la baja (otra característica). Incluso, la serie permite ver que el descenso es, leve pero constante, hasta 2008; luego las condiciones tienden a ser las mismas hasta la actualidad. Es decir, la informalidad en autónomos no baja desde hace casi 10 años.



Cada categoría ocupacional se distribuye de manera diferencial en términos de rama de actividad. Tienen morfologías bien definidas. Los trabajadores por cuenta propia tienen un nítido perfil comercial y de servicios. También tienen presencia importante en construcción y producción manufacturera. En síntesis, de este colectivo, un tercio vive del comercio, otro tercio de servicios (sociales y transporte), y entre uno y dos de cada diez, de la construcción y la producción de algún tipo de bien.



La apertura por rama de actividad en términos de informalidad (en las actividades con mayor presencia de autónomos) muestra que construcción es (aún más que en empleados) la actividad con mayor nivel de informalidad. En comercio, manufactura y transporte, la mitad son informales, siendo representativos de la proporción general. El perfil productivo de los autónomos es claro, como también sus constantes niveles de informalidad.


Al analizar la trazabilidad de la informalidad que nos permite la serie de 2003 al 2017, vemos, en general, la rigidez a la baja en todas las actividades. También vemos  movimientos extraños en algunas actividades. Construcción (en amarillo) tiene un comportamiento errático, fluctuando de 100% a 0% en varios trimestres. Servicio doméstico (0,4%) no tiene valores hasta el primer trimestre de 2012 cuando empieza a aparecer. Es decir, hasta esa fecha no se relevaban el servicio doméstico como autónomo. Evidentemente estos movimientos se deben a inconsistencias de registro que tiene la EPH.

Si lo vemos geográficamente, los aglomerados urbanos se reparten entre Comercio y Construcción como las actividades por cuenta propia más informales. Solo en CABA se rompe esta dicotomía, con Servicios Sociales.




Se repite el patrón de la mayor informidad en los aglomerados urbanos del norte; NOA y NEA tienen los mayores valores, tanto en Autónomos como en Empleados. Sin embargo, aparecen por primera vez dos aglomerados patagónicos (Viedma y Neuquén)




Como sabemos, los niveles de informalidad son mayores en autónomos que empleados. Pero es interesante ver en qué lugares del país hay cierta correlación inversa entre el no registro de estas categorías ocupacionales. Por ejemplo, Viedma/Patagones, es un aglomerado con muy bajo nivel de informalidad en empleados (Servicio doméstico) y es el segundo que más trabajo no registrado autónomo tiene (70%, Construcción). Otro caso es Formosa, que está por debajo del total en informalidad en empleados (28%, Servicio doméstico) pero tiene 66% de trabajo informal autónomo (Construcción). Neuquén es otro caso análogo. También están los casos inversos (más atípicos), donde hay bajo (o menor) nivel de informalidad en autónomos que en empleados, como Mar del Plata, Concordia o San Juan.



Síntesis

Si se observa las proporciones de trabajo informal en los empleados (75% de la PEA) y en los autónomos (20% de la PEA), siendo de 33.8% en el primer grupo y de 50% en el segundo, en el mercado de trabajo argentino (de los grandes conglomerados urbanos), 37% de los trabajadores son informales.

Es inevitable rematar estos análisis con la diferencia de ingreso (el principal indicador de desigualdad del mercado de trabajo) de las ocupaciones principales de cada categoría ocupacional, de sus condiciones de trabajo (formalidad/ informalidad) y por género.
Dentro de los empleados, los formales ganan, en promedio 54% más. Esa diferencia a favor de los formales, es de 37% en autónomos.
Los varones empleados formales, ganan 21% más que su equivalente femenino. Pero asciende a 34%, también a favor de los hombres, dentro de los informales .
El varón autónomo formal, gana 35% más que la mujer. Casi idéntico porcentaje (36%) en los informales. Se puede ver que en ese colectivo, la informalidad pesa, para explicar la diferencia de haberes, mucho más que el género.





¿Economía Popular?

El mercado de trabajo tiene fisonomías propias de cada contexto socioeconómico. Que en un país haya un tercio de empleados no registrados y la mitad de autónomos en la misma condición, que existan actividades puntuales con proporciones constantes de informalidad, que las ocupaciones tengan patrones de género bien definidos y que existan zonas claras de la geografía nacional donde la informalidad es históricamente mayor (y en otras, menor), son factores que hablan de una parte del sistema social, su mercado de trabajo.

En sus publicaciones, la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), dice que la Economía Popular (EP) se define como "el conjunto de actividades laborales que el pueblo se inventó para sobrevivir afuera del mercado formal". A su vez, aclara que "no está aislada de la economía global de mercado. Los puntos de conexión son múltiples tanto a nivel de la producción como del consumo". Pero su particularidad es que "la economía popular tiene una característica que la distingue: los medios de producción, los medios de trabajo, están en manos de los sectores populares".

No es el objetivo de este post teorizar sobre la EP. Si bien creemos que no es un fenómeno novedoso, lo es erigirse como sujeto político (mas no económico) y presentarse, autodenominarse como trabajadores, excluidos, pero trabajadores; no piqueteros, no planeros, no subsidiados; como trabajadores, con sus derechos a exigir (sindicato, obra social, salario social, etc). Pero, más allá de su formato político, el colectivo al que apela la EP es histórico y muy identitario de economías periféricas como la de nuestro país. Es decir, siempre hubo EP.

Más que la dinámica de la EP, lo que nos interesa es ver quiénes son, dónde están y qué hacen los trabajadores de la EP. Pero, ¿cómo caracterizar esta población si la EPH no registra directamente este colectivo?

Como explicamos al inicio del post, podemos aproximarnos a este colectivo a partir de algunos indicadores de caracterización de trabajadores que releva esta encuesta. Además de su condición de informal, este colectivo puede empezar a caracterizarse mediante las ocupaciones de los autónomos. La relación entre estos atributos indica que la informalidad es una condición necesaria pero no suficiente de los trabajadores que conforman la EP.


Analizando el CNO (Código Nacional de Ocupaciones - 2001) de los Autónomos, el perfil de este colectivo es claro. Un tercio trabaja en actividades de comercio, directo y callejero, 'los vendedores'. Uno de cada cinco trabaja en construcción, 'albañil'. También uno de cada cinco produce bienes manufacturados y en reparación de bienes de consumo. Un 5% trabaja en transporte y un porcentaje similar trabaja en servicios de 'cuidado de personas'.
Pasando en limpio, los autónomos trabajan en comercialización directa (persona a persona, kiosko, despensa, venta en general, etc), son albañiles, en la fabricación de productos (venta indirecta), en la reparación de bienes ('el técnico'), en transporte (remiseros, choferes, motoqueros) y personas que cuidan personas (cuidado de la tercera edad, niños, entro otros).



¿Cómo vincular a las ocupaciones de los trabajadores por cuenta propia con la EP? Si la CTEP define al colectivo de los trabajadores de la EP como 'los excluidos del sistema', una condición debiera ser que, en su totalidad, como dijimos, sean trabajadores autónomos informales. Entonces, al ordenar las ocupaciones por nivel de informalidad, vemos que la inmensa mayoría de la venta callejera y ambulante, la construcción, la reparación de productos, los servicios varios (changas) y la gastronomía, son los ocupaciones con peores condiciones de trabajo.

Entonces, estas ocupaciones (oficios) abren el interrogante de si toda ocupación pauperizada estaría dentro de la EP, o bien qué oficios de la EP son característicos, y por ende, son solo los que poseen la mínima capitalización, tecnología, ingreso y formación. Esa es la gran duda al encarar el tema, develar, recortar de manera nítida a qué actividades laborales nos estamos refriendo al apelar al termino EP.

La CTEP hace su recorte de oficios. Habla de 'oficios tradicionales' dentro de la (su) población de trabajadores autónomos. Estos oficios son, a grandes rasgos, verduleros, panaderos, mecánicos, albañiles, taxistas, vendedores, enfermeros, técnicos, etc. Dentro de este grupo, dicen, están los 'rubros de supervivencia', que son los oficios que serían característicos de la EP, los 'oficios populares'. Y éstos son los campesinos, cartoneros, vendedor ambulante, artesano, feriante, motoquero, obrero de empresa recuperada, trabajadores domésticos y del cuidado, costureros, limpiavidrios, transporte informal, construcción, mejoramiento del hábitat y microemprendimientos.

Si nos basamos en las ocupaciones con mayores niveles de informalidad y que, temáticamente, tengan que ver con el universo laboral de la EP (el comercio, la construcción y servicios sociales varios), probablemente estemos cerca de recortar de manera válida y fiable a este colectivo. Entonces, a estos oficios característicos, le podemos adosar atributos que contribuyan a preformar un estado de situación en torno a los mismos: 
  • el lugar donde se realiza esa tarea (en la calle, domicilio propio o de clientes -no siendo lugares concebidos inicialmente como ámbitos productivos o laborales-
  • si esa unidad productiva que conforma (si fuese el caso), es una asociación convenida de palabra carente de formato legal o jurídico
  • si esa actividad que desarrolla (si fuese el caso), es una actividad productiva familiar
  • si en esa actividad carece de local, vehículo o maquinaria propia
  • si, además de su actividad, su ingreso se complementa con un 'plan'



Si tomamos los primeros 10 oficios más representativos del recorte antes mencionado, y que a su vez, cumplan al menos uno de los indicadores que proponemos para su 'popularización', de la población de autónomos informales, el 84.6% (968.527) pertenecerían al universo de la EP.


La proporción de trabajadores de la EP, dentro de los autónomos informales, es muy alta. Vemos que prevalece el perfil de actividad: comercio, construcción y producción de bienes y servicios. Lo que cambia es el oficio en sí y, claro, las condiciones de trabajo. En la última columna a la derecha de la tabla superior, se puede observar la incidencia, en cada oficio, de los indicadores de caracterización de la EP. Allí también es altísima.




La mitad de este colectivo de trabajadores reside en el Gran Buenos Aires. En la inmensa mayoría de los aglomerados urbanos del país, los oficios mas prevalentes son los asociados a la construcción y a la comercialización directa y callejera.

Este recorte (exploratorio, desde ya), dentro de universo de autónomos informales, de los trabajadores de la EP, nos muestran algunos factores característicos del mercado de trabajo local: los trabajadores autónomos tienen un perfil menos diversificado que los empleados, la mitad no tienen ningún tipo de cobertura previsional ni sanitaria y, de esta mitad, la inmensa mayoría pertenece al colectivo de la Economía Popular. Colectivo, éste, que se caracteriza por oficios de muy baja calificación, tradicionales, y con la peores condiciones de realización.
Como expusimos al principio de esta sección, la EP no es un fenómeno novedoso ¿Por qué los trabajadores de la EP, entonces, resultan un colectivo de especial atención? Básicamente porque lo novedoso es su conformación como actor político que juega en el concierto de los gremios (con la CTEP como eje principal), que presiona (podríamos decir que es el único grupo que obtuvo un acuerdo beneficioso, vía Ley de Emergencia Social - 27.345, con la coalición gobernante), que negocia y que sus demandas, de resultar realizadas, pueden dar lugar a un nuevo actor económico nunca antes conocido, un trabajador autónomo, de oficios poco calificados, pero que posee las garantías de un trabajador (empleado) formal.


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